Importancia de la Literatura

La literatura es importante a lo largo de la vida. Tiene importancia en el desarrollo del niño, en la adolescencia, en la adultez y en la vejez. Los especialistas no dudan en enumerar diversos motivos que certifican esta cuestión.

Lo primero que hay que tener en cuenta es que la lectura es un hábito. Por lo tanto, se trata de un aprendizaje que se incorpora a nuestro comportamiento. De allí la necesidad de acercar la literatura infantil a los más pequeños, primero leyéndoles y luego acercándoles sus primeros libros para que puedan leer por su cuenta.

La literatura puede ser divertida, y eso es lo que tiene que saber un niño. La imaginación es ilimitada y abre la puerta a un mundo de juegos y fantasías.

En la adolescencia, la literatura mantiene su valor. No hay que olvidar que los libros son la memoria de la humanidad y el archivo más grande que existe de las ideas y emociones humanas. Por eso, la literatura es imprescindible para la maduración personal e intelectual de los jóvenes.

En esta etapa de la vida, es cuando se consolida el hábito lector y donde las personas comienzan a desarrollar el sentido crítico. Los textos permiten conocer otras formas de pensar, en un proceso dialéctico que termina por forjar la propia identidad del joven.

Los adultos y los ancianos tampoco deben descartar a la literatura. Aunque no se trata de algo utilitario, la literatura nunca deja de ser productiva. Genera conocimientos y promueve la reflexión, logrando que uno se piense a sí mismo y se plantee su relación con los demás.

6 de abril de 2011

ARTURO BORJA


Poeta ecuatoriano, perteneciente a la llamada generación "decapitada", compuesta por poetas de la aristocracia criolla. En 1907 viajó a París para curarse de una lesión sufrida en un ojo. Allí aprovechó para seguir un curso de Literatura, y leer y establecer contacto con los simbolistas Mallarmé, Baudelaire y Rimbaud, aunque su poeta preferido era Verlaine.
A su regreso a Quito se puso a la cabeza de toda aquella juventud que se sentía atraída por la literatura. Formó grupo con Humberto Fierro, Ernesto Noboa y Caamaño y Francisco Guarderas, y vivió una etapa bohemia. En 1910 tradujo Les chants de Maldoror del Conde de Lautreamont, que publicó en la revista Letras. Sus expresiones literarias siempre tenían un fuerte dejo de tristeza. Ninguno de sus amigos tomaba en serio su amenaza de que cuando se le acabara el dinero de la herencia de su padre se suicidaría. Sin embargo, pocos días después de terminar su luna de miel con su esposa Carmen Roza Sánchez, con quien se había casado el 15 de octubre de 1912, murió de una sobredosis de morfina.
Su vida, breve y precoz, se había hundido en profundo pesimismo, nostalgia y tristeza, ya que anhelaba el ambiente intelectual de una Francia a la que, bien sabía, no le sería dado volver. Su escasa producción fue recogida y publicada por sus amigos en el libro titulado La flauta de Ínix (1960). Es recordado en Ecuador como el primer poeta que agitó en los albores del siglo XX la bandera de un nuevo estilo de hacer poesía.

HUMBERTO FIERRO


Poeta ecuatoriano, perteneciente a la llamada Generación decapitada, compuesta por poetas de la aristocracia criolla. Hijo de una familia acomodada, adquirió esmerada educación, y en las propiedades de sus padres dedicó buena parte de su tiempo a la lectura de sus autores preferidos. De una sensibilidad exasperada, introvertido, sencillo y modesto, se desempeñó toda su vida como amanuense en una oficina del Ministerio Público, sin preocuparse por mejorar su situación económica. Centró toda su dedicación en la poesía, la música y la pintura, y sobresalió principalmente en el primero de estos campos. Junto con Arturo Borja, Ernesto Noboa Caamaño y Medardo Ángel Silva, conforma el grupo de modernistas denominado la "Generación decapitada". Escribió El laúd del valle, que fue publicada en vida del autor, y La velada palatina, editada en 1949.

ERNESTO NOBOA Y CAAMAÑO


Poeta ecuatoriano, perteneciente a la llamada Generación Decapitada. Hijo de familia acomodada, se vio siempre acosado por la neurosis que sólo la morfina lograba calmarle. Buscó fortalecer su mente viajando por Europa, pero en el fondo se sentía irremediablemente perdido, y sin ánimo para sobreponerse a la soledad de su mundo. En su poesía, revestida de inigualable delicadeza y perfección, se nota la influencia de Samain, Verlaine y Baudelaire. Casi toda su obra, marcada por la angustia y el hastío, se halla recogida en el libro Romanza de las Horas, publicado en 1922. Para algunos, su poema Emoción vesperal marcó toda una época. Es uno de los poetas ecuatorianos más difundidos, y muchos de sus poemas son repetidos y cantados por el pueblo. También escribió algunas obras de crítica.

MEDARDO ANGEL SILVA



Poeta ecuatoriano nacido en Guayaquil en 1899.
Recibió una cuidadosa educación en el colegio Vicente Rocafuerte  de su ciudad natal.
Muy joven quedó huérfano de padre, situación que lo llevó a trabajar en diversos oficios para mantener su familia.
Fue uno de los precursores de la poesía modernista de su país.
En 1915 fue columnista del diario "El telégrafo", bajo los seudónimos Jean D'Agreve" y "Oscar René".
En ese mismo año fundó la revista Letras y Renacimiento donde recogió el pensamiento de  poetas como Verlaine,
Baudelaire y Rubén Darío, cuya influencia fue notoria en su corta carrera literaria.
Su espíritu melancólico y depresivo lo llevó a quitarse la vida en 1919.
Gran parte de su obra permanece aún inédita debido a que su única publicación, "El árbol del bien y del mal" en 1918,
sólo contiene parte de su producción.

13 de marzo de 2011

LA GENERACION DECAPITADA

 
La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas 
 jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.
Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa Y Caamaño y dos quiteños,
Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del modernismo en el Ecuador.
Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista
de Rubén Darío y la poesía romántica francesa del siglo XIX. Todos leyeron en su
lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Baudelaire, Hugo, Rimbaud y
Verlaine.
 
A esta generación se la denominó "decapitada" por el hecho de que todos estos poetas murieron muy jóvenes, Silva (21), Borja (20), Fierro (39), Noboa (38) y su muerte fue por mano propia. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.
El termino "generación decapitada" nació a mediados del siglo XX, cuando algunos
periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron nombrarla al notar similitudes
poéticas entre estos autores. Muchos de los hermosos poemas de Angel Silva podemos
escucharlos en forma de música de el más ilustre cantante ecuatoriano Julio Jaramillo
tales como El alma en los labios, etc. Dejando así claro su estilo de poesía depresiva,
melancólica llena de hermosos versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la
muerte en forma de musa inspiradora quien se los llevaría muy jóvenes.
Medardo Ángel Silva: la exaltación del amor (por su prometida, por quien se quito la
vida), la fascinación por lo exótico y un metódico tedio por la vida.
Ernesto Noboa Y Caamaño: la angustia y el hastío a la vida, a un amigo considerado
hermano
 
Arturo Borja: melancolía y mujeres
Humberto Fierro: naturaleza y mujeres